Pensamientos repetitivos dañinos

¡Hola! Seiiti Arata. Todos tenemos pensamientos repetitivos; forman parte de nuestras vidas, y son una parte importante de nuestra psicología. Pero es importante ser consiente de ellos y saber manejarlos para poder tomar mejores decisiones. ¿Cuáles son estos pensamientos repetitivos? Aquí van algunos ejemplos.

Seguro alguna vez has estado en la situación de que alguien te pide un favor, y tú, sin pensar si puedes hacerlo, respondes automáticamente con un “sí, claro, dime, yo te ayudo”, con tal de quedar bien, o que alguien en la calle te ofrece algo y tú, sin ver de qué se trata, simplemente le dices “gracias”. Estos actos son respuestas automáticas. Así, después, al reflexionar, pensarás por qué aceptaste hacerle un favor a ese extraño o que lo que te estaba ofreciendo aquél vendedor en la calle sí te interesaba.

O cuando alguien te está hablando sobre una idea que tiene, y lo primero que haces es encontrar obstáculos y empiezas con “sí, pero esto, pero aquello… es que no es tan fácil como crees”, y así intentas buscarle un problema a todo lo que te proponen.

Al comunicarnos e interactuar con otros tenemos hábitos parecidos: respuestas automáticas. Son hábitos inconscientes e incontrolables, que pueden ser desde muletillas o vicios del lenguaje como el uso constante de “este…”, al inicio de cada frase, o terminar siempre con “¿verdad?” o “¿no?”, o pueden ser más complejos y ligados a otros hábitos o aspectos de nuestra personalidad, como por ejemplo el ser negativo o inseguro, o incluso no poder evitar bromear y usar dobles sentidos para todo.

Todos estos son ejemplos de comportamientos repetitivos que a la larga se transforman en hábitos. En nuestra búsqueda de una mayor conciencia, debemos evitar este tipo de comportamientos “mecánicos”, que al final no son congruentes con lo que en verdad queremos expresar.

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1. Mucho cuidado con los hábitos destructivos

Estos malos hábitos son bastante comunes. Aquí entran cosas como: fijarse demasiado en la manera de hablar (regionalismos, pronunciación, modismos), escribir (errores de ortografía) y razonas (falacias) de los demás. Todas estas cosas evitan poder prestar atención al mensaje que intenta transmitir la persona, y afecta nuestras relaciones personales.

Por otro lado, no saber darles la debida prioridad a las cosas es también un mal hábito. Hay gente que siempre está intentando quedar bien con los demás, por lo que con frecuencia termina comprometiéndose a hacer cosas que en verdad no le interesan, o no puede cumplir. O que sacrifica su tiempo personal con tal de agradar a sus amigos.

2. Trabaja los hábitos positivos

Sin embargo, existen también hábitos positivos, que nos ayudan en diferentes aspectos de nuestras vidas. Por ejemplo, la paciencia, la honestidad y el trabajo.

Pensemos en una situación. Imagina que tienes planeado un proyecto o evento importante. Llega el día, y, por algún motivo, tus planes se arruinan. Todo el tiempo, recursos y dedicación que invertiste se fueron a la basura. Todo te ha salido mal.

En estos casos mucha gente tienda a caer en la desesperación y frustrarse; maldicen sus vidas y no saben qué hacer. Se sienten horrible. Esta es una reacción normal ante un fracaso.

Pero también están aquellos que se ríen o aprenden de lo sucedido y lo aceptan como una vivencia más. Para esto se necesita tener el hábito de la paciencia, la perseverancia y la fuerza de voluntad para ser capaz de superar los obstáculos que se te atraviesen. Tú puedes cultivar estos hábitos y así mejorar tu capacidad para enfrentarte a las adversidades de la vida.

3. Inventar historias también es un hábito

Pero volvamos a los malos hábitos. Muchas veces inventamos historias para explicar algún evento a nuestro alrededor, sin tener pruebas de ello. Es decir, son presuposiciones que nos formamos para explicar hechos que no sabemos exactamente por qué ocurrieron.

Por ejemplo, vas en el tráfico y el auto delante de ti te cierra el paso bruscamente. Lo primero que piensas es que ese conductor es un abusivo o imprudente. O también, puedes verlo de otra manera y pensar que en realidad se trataba de una emergencia y estaba yendo a toda prisa al hospital. Ambos casos son presuposiciones, pues no sabemos con certeza qué es lo que está pasando. Tener conciencia de estos pensamientos es el enfoque neutral.

En vez de ir por ahí presuponiendo cosas, como que las personas a nuestro alrededor tienen malas intenciones, es mejor tomar una postura neutral, y ponernos en los zapatos de los otros para entender por qué actúan como lo hacen. Pero esta postura neutral también implica no hacer presuposiciones positivas, como que todos los que nos rodean tienen las mejores intenciones del mundo y son todas excelentes personas, porque en realidad el mundo no es así.

Así también, este hábito de no inventarnos historias nos ayudará a enfrentarnos a diferentes situaciones. Cuando estás atrapado en el tráfico ¿Cuál es tu reacción? ¿Te enojas contigo mismo por estar ahí perdiendo el tiempo? ¿O lo ves como una oportunidad para reflexionar? ¿Y cuando tus planes no salieron como querías? ¿Aprendes de esa situación o dejas que el mundo se te venga abajo?

Todo esto nos va a ayudar a vivir en el presente, al ver el mundo como en realidad es, sin crearnos mundos imaginarios.

Una buena forma de entender nuestros hábitos es reflexionando un poco sobre ellos y haciendo una lista sobre nuestros puntos débiles y cuáles hábitos quisiéramos aprender desde cero. Déjanos un comentario diciéndonos cuales son los hábitos que deseas adquirir y cuales hábitos deseas mejorar.

Algunas preguntas más para reflexionar: ¿Qué comportamientos automáticos te ayudan? ¿Qué tipo de pensamientos repetitivos te han perjudicado?

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Y acá te dejamos otro consejo: ten presente que incluso los malos hábitos cumplen un cierto papel positivo en tu vida. Generalmente, es un papel de gratificación inmediata. Cuando pierdes la paciencia y necesitas salir corriendo y gritar, sientes un alivio emocional en ese momento al expresar tu frustración. Sin embargo, después de este «desahogo», pasa que puedes arrepentirte, por lo que se vuelve un círculo vicioso y este hábito te puede afectar a largo plazo.


Así, es importante entender que los malos hábitos sólo traen una gratificación a corto plazo, por lo que es importante encontrar otros caminos y reemplazar esos hábitos negativos por otros que te puedan ayudar a mediano y largo plazo. Si crees que necesitas reformular tus hábitos, tengo un E-book, que te puede enseñar cómo hacerlo, puedes descargarlo en el siguiente enlace.