¡Hola! Seiiti Arata. Hay un descubrimiento reciente que demuestra que tomamos algunas decisiones que nos alejan del camino de la prosperidad financiera. Es como si el cerebro tuviese un bug, un error, que nos deja pobres.
Para poder explicarte cómo nuestra psicología del dinero dificulta la buena toma de decisiones financieras, deja que te haga una pregunta. ¿Eres capaz de usar tu imaginación? Entonces relájate y deja que te describa con claridad lo siguiente:
Imagina que estás en una tienda cerca de tu casa y vas a comprar un par de zapatos que cuestan cien euros. Imagina este par de zapatos exactamente como los quieras. Ya has decidido que quieres este producto y aceptas que valgan los cien euros. Es el producto que querías. Pero antes de pagar descubres, buscando rápidamente por internet en tu móvil, que hay otra tienda, a quinientos metros (puedes ir andando), que tiene el mismo par de zapatos, misma marca, mismo número, mismo color, solo que tienen un cincuenta por ciento de descuento porque están de liquidación. Es decir, el mismo producto con cincuenta euros de descuento. ¿De acuerdo?
Imagina que has decidido ir a la otra tienda, has reflexionado sobre ello y vale la pena ir hasta allí para aprovechar la promoción. ¿Hasta ahora entiendes la situación?
Ahora imagina otra situación parecida: estás en el concesionario, cerca de tu casa, y vas a comprar un coche nuevo. Imagina el coche, justo como lo querías. Un coche precioso, y vale veinte mil euros. Ya has investigado y crees que vale la pena, el coche está genial, es exactamente lo que querías. Entonces, estando a punto de hacer el pago descubres, mirando por internet, que hay otro concesionario a quinientos metros que vende el mismo coche, con el mismo color, mismo modelo, todo igual, pero por diecinueve mil novecientos cincuenta euros. Es decir, el mismo producto con cincuenta euros de descuento. ¿Lo has imaginado?
Genial. Pues la pregunta que te hago es:
Ahora, ¿vas al otro concesionario para comprar el coche?
Pon el vídeo en pausa y responde con un comentario simple: VOY / NO VOY.
¿Has respondido en los comentarios?
¿Eres del tipo de persona que entiende el valor de su dinero? ¿Eres una persona racional?
Casi todo el mundo dice que sí. No me imagino a nadie respondiendo que es irracional o que no valora el dinero. Por eso decimos en el título del vídeo que hay un bug en el cerebro, que nos induce a un comportamiento irracional, indeseado, incoherente… y que nos hace pobres, que nos aleja de la prosperidad financiera. Me explico.
La mayor parte de las personas en general suele responder que no van. Son personas que me han escuchado decir claramente en el enunciado del problema que fueron a la otra tienda, a quinientos metros para comprar el zapato que tenía cincuenta euros de descuento. Esta parte no era una decisión, está presupuesta, era la parte que tenías que imaginar.
Después de este enunciado venía la pregunta: ¿también andarías hasta la otra tienda, que también está a quinientos metros de distancia, para conseguir el descuento de cincuenta euros? Muchos dicen que no, porque cincuenta euros es muy poco y no compensa. El coche cuesta veinte mil euros, no es tanta diferencia pagar diecinueve mil que diecinueve mil novecientos cincuenta…
¿Has visto dónde está el bug en el cerebro? ¿Dónde falta racionalidad en la decisión? ¿Dónde ha sido perjudicado el raciocinio?
Todo eso te explico en detalle en este link, pero fíjate que lo estamos hablando aquí es valor que se atribuye a tu esfuerzo de desplazarte quinientos metros, el tiempo que vas a invertir en ir a la otra tienda. Y en el enunciado del problema ya ha quedado establecido que cincuenta euros valen tu tiempo, cincuenta euros valen las calorías que vas a gastar en el paseo de quinientos metros hasta la otra tienda de zapatos.
Por lo tanto, si quieres ser una persona coherente y racional, en el caso de la compra del coche los mismos cincuenta euros ahorrados deberían valer el tiempo que vas a gastar en ir al otro concesionario. Lo correcto sería que el 100% de personas escribiesen YO VOY en los comentarios.
Si has sido engañado en este ejemplo, has sido víctima el efecto Weber-Fechner de que los cambios son relativizados por el cerebro. Imagina que llevas tres kilos en una bolsa y te pongo otro kilo más. Vas a notar la diferencia mucho más fácilmente que si llevases una bolsa de treinta kilos y te pusiese un kilo extra. El peso de un kilo sigue siendo el mismo, pero nuestro cerebro no consigue interpretarlo de la misma forma porque el aumento es proporcionalmente menor.
A pesar de la diferencia de cómo el cerebro hace las interpretaciones (por lo tanto, un análisis subjetivo, depende del sujeto), un kilo sigue siendo un kilo. Cincuenta euros con cincuenta euros. Este es objetivo, no depende del sujeto, es una característica del objeto.
Lo que nos interesa es la cantidad de dinero (y no el porcentaje). Ahora has aprendido una manera lógica de toma de decisiones. Después de la explicación, debería tener sentido entender que no te debes dejar engañar por el porcentaje de descuento. En los zapatos, tenías un cincuenta por ciento de descuento (en vez de pagar cien euros, pagaste cincuenta). En el caso del coche, tenías menos de un uno porciento de descuento. Si solo te fijas en el porcentaje, obviamente no vas a querer esforzarte para conseguir un precio mejor.
Deja de pensar solo en el porcentaje de descuento a la hora de decidir si compras algo o no. Hay personas que, por ejemplo, se quedan media hora llorando en una tienda, peleándose con el vendedor, llamando al encargado, pasando vergüenza para tener un «buen descuento», rogando para pagar veinte euros por un producto vendido a veinticinco. Y luego dirán que ¡han ahorrado un veinte por ciento! El porcentaje no nos interesa, ¡has cambiado media hora de tu vida por cinco euros!
Esta misma persona que ha cambiado media hora por cinco euros es la misma a la que le da pereza usar la misma media hora para hacer algo y obtener dinero extra o invertir mejor y que muchas veces podría generar una ganancia financiera mucho mayor. Es la persona que monta un jaleo enorme porque no quiere aceptar un caramelo como cambio y quiere la moneda de un céntimo… y al mismo tiempo le da vergüenza pedir un descuento en una tienda de lujo y se gasta una fortuna. Y quien sacrifica todos los días el dinero del café y se muere de ganas (tenía muchas ganas de tomar café, pero se controla para no gastar y se pone azul de aguantarse las ganas de tomárselo), pero cuando va a financiar su casa o a comprar un coche nuevo no sabe negociar bien, no sabe interpretar el plan de pago financiado con interés y acaba pagando miles de euros de más por su ignorancia financiera. ¿Lo entiendes? Hace un esfuerzo enorme para ahorrarse una miseria y después gasta lo que no debería, y lo que no puede en otro sitio. No es coherente, no es racional. Es un bug del cerebro que empobrece a las personas. Pero te cuento un problema aún peor:
Ahora que conoces el efecto Weber-Fechner, el famoso bug del cerebro que nos hace pobres, piensas que te vas a comportar de otra forma, ¿verdad? Mal. Lo que sabes no importa. Lo que sí importa es lo que haces con lo que sabes. Hay muchas personas que dicen de palabra que se comportarían de una forma, pero en la práctica, en la situación real, se acaban comportando de forma irracional.
Hablar es fácil, actuar es completamente diferente. Por eso te invito para que entiendas cómo poner en práctica todo el conocimiento financiero que tienes – son clases especiales que verás visitando el link.