Presta atención. Deja de juzgarte

¡Hola! Seiiti Arata. Si sufres de ansiedad por pensar demasiado, este vídeo es una invitación a que reflexiones y te comportes de forma distinta. Si estás en un modo demasiado acelerado, existe una técnica muy sencilla que te va a ayudar.

El problema de estar ansiosos y acelerados es que prestamos menos atención a aquello que estamos haciendo. Nos prestamos menos atención a nosotros mismos.

1. La atención aumenta el potencial.

De cualquier proyecto, plan, comportamiento, su resultado final será potenciado de acuerdo a la cantidad de atención que le dediquemos.

Si dedicas gran parte de tu tiempo a jugar a videojuegos, la atención aplicada al videojuego hará que seas un buen jugador.

Cuando pones atención a cocinar mejor, aprender diferentes técnicas de culinaria y nuevas recetas, tus platos serán más gustosos.

Si prestas mucha atención a ahorrar, gastarás menos.

Si prestas atención a maneras de obtener renta extra o aumentar el valor de tu trabajo, vas a ganar más. Al respecto de este tema, visita este link.

El problema está en la falta de atención. Hay momentos en los que no le presto atención a absolutamente nada. Hay momentos en los que presto una atención exagerada a una cosa y por lo tanto acabo dejando de prestarle atención a otras cosas.

Por ejemplo, si soy exageradamente egocéntrico y no tengo la menor intención de prestarle atención a las personas que me rodean, probablemente mi relación con estas personas sufra. Pueden acabar enfadadas conmigo.

Si no presto atención a mi propio cuerpo y a la buena forma, podría alimentarme mal, quizás me siente con una mala postura en una silla no adecuada durante un largo período de tiempo, podría olvidarme de realizar actividades físicas y esto puede contribuir a tener problemas de salud más adelante.

¿A qué estás prestando atención ahora en tu vida? ¿Dónde está tu enfoque?

2. En la ausencia de atención, vivimos en automático.

Cuando no estamos prestando atención, nos ponemos ansiosos, hacemos cosas en automático, nos arrepentimos.

La próxima vez que tu madre, o tu padre, hijo o cualquier persona íntima quiera hablar contigo, o te llame, presta atención en la forma en la que estás hablando. Sal del automático.

Dedica tu atención a evaluar si estás escuchando con enfoque pleno o si estás pensando en otras cosas.

¿Tienes una curiosidad genuina en escuchar a la otra persona? Nota si tu tono de voz y la forma en la que hablas es respetuosa, transmite el amor que realmente sientes.

Cuando empieces a trabajar mañana, presta atención en la manera en la que haces tu trabajo. ¿Hay una intención detrás de tu actividad? ¿Lo tienes claro? ¿O solo estás repitiendo una serie de rutinas en modo automático?

En cualquier momento, con cualquier actividad, siempre tienes la opción de hacer una breve pausa y evaluarte a ti mismo.

3. Observa tus hallazgos.

Cuando empieces a prestar atención y a observarte a ti mismo, llegarás a hacer algunos descubrimientos y conclusiones. Mantén la gentileza contigo mismo. No seas demasiado crítico, ni demasiado duro contigo mismo. Evita la voz crítica destructiva que genera culpa.

Queremos un nivel sano de autoestima. Queremos entender que somos capaces de transformar nuestra propia vida. Usando nuestra racionalidad, podemos identificar lo que no está bien y hacer cambios. Mientras, una visión propia exageradamente crítica, con falta de amor propio, sentimientos pesados de culpa y victimización nos acaban poniendo en un estado mental de baja potencia. En otras palabras, no creemos que sea posible mejorar. En este caso, tenemos que alimentar la postura pro activa. Tenemos que aceptar que tenemos la capacidad de mejorar.

Por otro lado, estate atento a no dejar que la protección del ego impida tu crecimiento. Quizás después de tu evaluación, descubras que tu comportamiento no es ideal y el ego va a intentar justificar ese comportamiento.

Por ejemplo, observas que has acabado siendo intolerante, no tienes paciencia ni interés en escuchar a tu hijo. Para proteger el propio ego, es necesario crear una excusa. Quizás escuches a tu ego decir «Es que la hora en la que viene mi hijo a hablar conmigo no es una buena hora. Es que he perdido la calma porque me estaba preocupando por un problema del trabajo».

Calma, respira hondo.

No tienes que justificarte ante mí. Mi opinión no importa.

No necesitas justificarte ni a ti mismo. Solo observa, reflexiona sobre cuáles son las mejores decisiones, y mejora.

Te prometí al principio del vídeo que esta sería una técnica muy sencilla. Basta con que pares un poco y prestes atención. Obsérvate a ti mismo y toma mejores decisiones.

ENFOQUE - Seiiti Arata, Arata Academy

El propio acto de prestar atención puede entrenarse. Puedes aumentar el nivel de consciencia que tienes sobre tu propia consciencia. Puedes observarte a ti mismo. Puedes escoger dónde poner tu enfoque. Esto es distinto a vivir la vida en modo automático y reactivo. Es lo que aprendemos en el curso ENFOQUE que puedes visitar en este link.

Mírate a ti mismo sin hacer ningún tipo de juicio. Este momento de atención plena es un momento especial contigo mismo.

Llevas las respuestas dentro de ti , y tienes la total capacidad de comportarte de mejor manera. Solo con prestar atención sin permitir que el ruido juicioso te distraiga. Si empiezas a juzgarte, tendrás que defenderte. Y la defensa es una justificación que perjudica la capacidad de mejora y cambio. Sencillamente observa, reflexiona sobre lo que se puede hacer para mejorar, y lleva a cabo esa mejora. Para aprender a tomar mejores decisiones, visita ahora este link.