Cómo dejar de sufrir en 5 minutos

¡Hola! Seiiti Arata. En el episodio de hoy, te voy a dar el paso a paso para dejar de sufrir, en un proceso sencillo y elegante, que puedes hacer en menos de cinco minutos. Es aplicable a cualquier tipo de sufrimiento, ya sea pérdida de dinero, de trabajo, problemas de salud, acabar una relación, o la muerte de un ser querido… En fin, para cualquier situación de la vida.

1. Primero, vamos a entender de dónde viene el sufrimiento.

El sufrimiento surge ante una desconexión entre la expectativa y la realidad.

Cuando algunas cosas se salen de control, cuando cambian o no se materializan, sufrimos.

Teníamos una expectativa. Más que eso: creíamos que lo CORRECTO sería si la realidad correspondiese con nuestras expectativas. Y cuando eso no pasa, sufrimos, sentimos que todo nos ha salido mal.

Alimentar la creencia de que la realidad va a corresponder a nuestras expectativas es una fórmula garantizada de sufrimiento, porque la verdad es que la vida no está totalmente bajo nuestro control. El mundo no gira a nuestro alrededor. La gente o las cosas que nos hacen felices no son permanentes o inmutables.

2. Maduramos cuando ajustamos nuestras expectativas a la realidad

Los niños lloran mucho porque son inmaduros y todavía no saben cómo enfrentarse a situaciones diferentes de sus expectativas. Les cuesta aceptar que ya no son el centro de atención como cuando eran bebés.

Los adolescentes sufren cuando les dejan. Creían que ese amor era para siempre. Y no ha sido así.

Los adultos caen en la desesperación cuando se quedan sin ese trabajo que parecía ser estable. No lo era. O cuando descubren que tienen una enfermedad crónica. O cuando fallece un ser querido.

En todas esas situaciones, hay una desconexión entre la expectativa y la realidad.

El proceso de madurez nos ayuda a ajustar y reconciliar la expectativa con la realidad.

En la vida adulta, ya sabemos que cuando nos dan una rosa, esa rosa tendrá su final. Así, no sufrimos mucho cuando se le van cayendo los pétalos. Somos maduros y sabemos que esa es la naturaleza de la flor: un día es un capullo, luego florece y, finalmente, se marchita. No tenemos la falsa expectativa de que la flor vaya a durar eternamente.

ENFOQUE - Seiiti Arata, Arata Academy

3. Para dejar de sufrir, necesitamos claridad

En el ejemplo de la flor marchita, no sufrimos. Tenemos claridad. Y esa claridad nos ayudará.

Cuando ganamos la consciencia de que la vida está llena de cambios y eventos impredecibles, apreciamos más el momento presente. Entendemos que podemos tomar decisiones conscientes ahora. Y que ahora es el momento en el que podemos ser buenos con las personas que queremos. Para decirles lo mucho que las queremos. Estar presentes. Dejar el teléfono de lado.

Esa claridad es lo que aleja la ilusión de que las cosas buenas son permanentes, que las cosas malas no van a llegar nunca, que los problemas nunca llamarán a nuestra puerta.

Aceptamos cualquier escenario sin sufrir.

4. No confundas aceptación con resignación

Cuando hablamos de aceptación, no es resignación, no es sumisión.

¿Qué es la aceptación? La aceptación no es oponer resistencia a lo que ya existe.

Imagina que tengo una cita importante, pero cojo un resfriado muy fuerte, me da fiebre, tengo que quedarme en cama. Ese resfriado hace que me duela el cuerpo. Y si, además de esos dolores, opongo resistencia, me indigno, me enfado por haberme resfriado justo ese día tan importante, estoy creando una segunda capa de dolor. Ese es el sufrimiento: la desconexión entre la expectativa y la realidad.

5. Cómo dejar de sufrir

Para dejar de sufrir, tenemos que entender que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a ciertos problemas. Tendremos expectativas frustradas.

La mayoría de gente no acepta esas situaciones. Tienen una fuerte emoción de negación. Piensan «¡Esto no me puede estar pasando a mí!». La negación es un estado negativo de baja intensidad, un escape, una defensa.

¿Y cuál es el resultado? Nada cambia. La realidad sigue igual. Cuando entendemos que la negación no funciona para cambiar la realidad, pasamos al enfado. El enfado es un estado negativo de alta intensidad, es un ataque. Nos quejamos de mala manera, gritamos, nos cabreamos.

¿Y cuál es el resultado? Nada cambia. La realidad sigue igual. Cuando entendemos que el enfado no está funcionando para cambiar la realidad, pasamos a la esperanza. Sonreímos. Esperamos que la suerte cambie.

¿Y cuál es el resultado? Nada cambia. La realidad sigue igual. Cuando entendemos que la esperanza no funciona para cambiar la realidad, se nos cae el techo encima. Entramos en depresión. Estamos desilusionados, tristes. La vida pierde el sentido. Nos enfrentamos a la realidad y eso nos entristece muchísimo porque no nos habíamos dado cuenta de que ese escenario podría hacerse realidad.

¿Y cuál es el resultado? Nada cambia. La realidad sigue igual. Aquí termina el sufrimiento: cuando lo aceptamos. Dejamos de oponer resistencia contra la realidad.

Para dejar de sufrir inmediatamente, entiende el proceso. Ya has pasado por eso. Yo he pasado por eso. Y sabemos que si hubiésemos elegido la aceptación justo al principio del proceso, pudimos habernos evitado mucho sufrimiento.

Para dejar de sufrir, vamos a aceptar lo que ya es. Lo que no se puede cambiar.

La aceptación, repito, no se debe confundir con resignación, con sumisión, con conformismo, o con bajar la cabeza ante obstáculos que puedes y debes superar.

Aquí es donde entra el autoconocimiento y la sabiduría para diferenciar lo que puede cambiarse y lo que no. Entender lo que está en el pasado. Entender lo que puede construirse en el futuro.

Esa claridad es la que nos permite reanudar el momento presente con claridad y hacer lo que sí se pueda hacer.

No pierdas el tiempo en el pasado, eso ya ha tenido lugar. No sigas reviviendo momentos de frustración, de dolor. Ya han pasado. Pregúntate: ¿Qué puedes hacer AHORA? Y haz lo que se pueda hacer. Céntrate en el momento presente. Si necesitas ayuda, visita el enlace  para dar los primeros pasos.