¿Qué pasa cuando te quejas por todo?

¡Hola! Seiiti Arata. ¿Te has parado a pensar como estar quejándote constantemente puede afectar tu vida? ¿cómo te sientes después de estar todo el día quejándote de todo y de todos?

 Cuando te estás quejando, tu foco de atención esta todo el tiempo buscando las cosas que están mal. En poco tiempo te convertirás en una experto en quejarte. El famoso «quejica».

Vamos a hablar un poco sobre esto hoy. Quiero contarte porque esta estrategia no es muy inteligente y cómo puedes cambiarlo.

1. ¿ Por qué surge ese deseo de quejarnos?

Las quejas empiezan por una frustración o incomodidad. Este es el detonante para que comiences a tomar decisiones. Vas a crear una manera de liberar ansiedad. ¿Adivinas cuál es la manera más fácil? quejándote a la primera persona que aparece.

Por un lado, existe el ego. Quejarte mucho puede ser una señal de que pensamos que el mundo gira a nuestro alrededor. Respondiendo ante nuestras expectativas. Si las cosas no van como esperábamos, nos quejamos.

Pero nosotros, no podemos solo decir que la persona que se queja esta malcriada, no, desde el otro lado tenemos que ver que esa persona está sufriendo. De cierta forma, está pidiendo socorro, no sabe lidiar con esa determinada situación.

Una persona adulta que se queja, claramente no lo hace para aburrir a los demás. No quiere transmitir esa energía negativa hacia los demás. Así, como cualquier persona, la que se queja solo desea ser feliz.

Pero esta, no es una estrategia inteligente, ¿sabes por qué? Porque cuanto más nos quejamos, menos felices somos.

Las quejas aparecen cuando hay una perspectiva de escasez. Empiezas a creer que estás obligado a tragarte todo eso, que no tienes alternativas, que no puedes escoger. Tu única herramienta es quejarte.

Mientras, existen otras posibilidades si lo miras desde otra perspectiva, perspectiva de abundancia. Nadie te obliga a permanecer en esa situación. Nadie puede obligarte a hacer nada en esta vida. Eliges tu. Eres tu quien acepta la situación de la cual te estás quejando.

No quieres ser el tipo de persona que vive en una perspectiva de escasez. Quejarte del pasado no va a cambiar las cosas. Quejarte del presente no va a cambiar las cosas. Y quejarte del futuro tampoco va a cambiar nada.

En este momento es preciso que actúes. Haz elecciones inteligentes. Actitud pensada. Yo quiero ayudarte a quejarte menos y adoptar una perspectiva de vida más abundante.

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2. Lo que puedes hacer.

Decide que a partir de hoy no te vas a quejar más. Para de quejarte inmediatamente. De ahora en adelante, enfócate en otra perspectiva. Agradece aquello que es bueno. Mira nuestro vídeo anterior sobre la gratitud.

Y si piensas que alguna determinada experiencia no es buena, cambia. Dedica esfuerzos para mejorar, aprender, evolucionar y crecer. La vida es corta. Tus días en la tierra están contados. ¿Por qué vas a perder el tiempo quejándote? ¿Por qué no usar ese tiempo mejorando día a día?

¿Sabes esas ganas que te entran de quejarte cuando sientes que algo no está bien? Utiliza esas ganas, esa energía, esa motivación, para comenzar algo constructivo. Júntate a personas con iniciativa social, comunitaria, voluntaria. Y si esta molestia no te da la motivación necesaria como para hacer algo al respecto, mantén la boca cerrada. Es tu elección no hacer nada al respecto.

3. Cuidado, quejarse también es contagioso.

Algunas veces, las quejas aparecen como una manera de liberar nuestra ansiedad. Queremos encontrar un poco de comprensión y compasión en la persona con la que estamos hablando. Queremos que alguien tenga el mismo punto de vista que nosotros, y que también esté frustrado.

No obstante, cuidado con no identificarte con la queja. Algunas personas acaban creando una identidad en torno a la crítica. Estas se sienten superiores cuando se quejan, se sienten mejores que los otros. El quejica es el famoso crítico de sofá. Este consigue ver la gran verdad detrás de las cosas; pero no hace nada al respecto, sólo se queja.

Presta atención en el tipo de conversación que tienes con las personas que están a tu alrededor. ¿Estás teniendo una conversación normal o es algún tipo de queja? Cuando te juntas con tus amigos para quejarte, ¿haces alguna cosa al respecto? ¿Te gusta leer revistas y artículos de periódicos donde algún líder de opinión pasa el tiempo quejándose sin sugerir ninguna mejora?

Las palabras tienen una gran fuerza.  Cuando piensas o hablas sobre algo, estás enseñando a tu cerebro cómo comportarse. Cuando te quejas, es como si, a propósito, estuvieses enfocándote en ese problema.

Cuando paras de quejarte y comienzas a hacer mejores elecciones, comienzas a tener una perspectiva de abundancia. Vas a ser capaz de asumir el control de tu futuro.

Es importante resaltar una cosa: cuando rellenas algún formulario con tu opinión sobre una determinada empresa, no estás simplemente quejándote, estás actuando.

Lo que deseas es realizar algún tipo de acción que te traiga paz. Saber que hacer algo dentro de tus posibilidades. Lo que no quieres es sentir una cierta inquietud y elegir no hacer nada al respecto, solo quejarte.

La cuestión es: ¿qué pasa cuando te quejas por todo? La respuesta es la siguiente: te empiezas a convencer de que no tienes otra opción. Es desalentador. En vez de quejarte, haz algo para mejorar la situación.

Las decepciones y los errores son normales. La persona que está empezando diferentes iniciativas, naturalmente va a pasar por momentos de fracaso. El problema es dejar de aprender, dejar de mejorar. Las quejas es el camino que te lleva a quedarte estancado. Quieres usar las oportunidades de fracaso como posibilidades de desenvolvimiento personal.

En el caso de que todavía no estás preparado para dejar de quejarte, comienza poco a poco. Comienza pasando una semana prestando atención a los momentos en los que estás quejándote. La idea es que comiences a tener consciencia de la cantidad de veces que te has quejado.

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Después de observar y reflexionar, podrás dar el primer paso en dirección a una vida con mayor abundancia.

Cuando alguna persona comience a hablar contigo, quejándose sobre algo, dile que estás intentando estar una semana sin quejarte. Cambia de tema, o sugiere otro punto de vista: buscando soluciones y proponiendo acciones concretas que puedan ser realizadas en busca de mejorías.
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