¡Hola! Seiiti Arata. ¿Ha encarado tus desafíos de frente? ¿A qué dedicas tus esfuerzos a diario? Este no es un vídeo para todo el mundo. He preparado este material para quien ha querido desistir de sus objetivos.
Puede ser que este vídeo no sea para ti, pero puede que sea para alguna persona cercana encuentre beneficio viendo este vídeo. Por favor, puedes reenviar este vídeo para quien pienses que puede aprovecharlo.
1. Evita el desgaste
Aquí, en Arata Academy, nosotros tenemos una series de vídeos y entrenamientos sobre productividad y alto rendimiento. Algunas personas acaban confundiendo el concepto de desenvolvimiento personal, alto rendimiento y productividad. Generalmente quien hace este tipo de confusión, acaba creyendo que tenemos que trabajar hasta un punto de máximo desgaste. Y esta mentalidad acaba agravándose al estar siempre conectados por internet. Si nos distraemos, trabajaremos en todo momento.
Pero esto no significa que debemos trabajar todo el tiempo. Tenemos que realizar mejores elecciones. Queremos saber cuál es el momento ideal para hacer una pausa y dar algunos pasos hacia atrás.
Algunas personas se sienten orgullosas de estar siempre ocupadas. Son personas ansiosas. Debes haber encontrado a alguien que orgulloso dice: ¡hay que trabajar! ¡No se puede parar!, es decir que solo quieren trabajar.
Existe un equilibrio delicado que queremos alcanzar. En algunos momentos, realmente vale la pena dedicar más tiempo que la media. Especialmente cuando estamos haciendo algo con un propósito mayor. En esos momentos, sentimos alegría y satisfacción, al dedicar tiempo a algo.
Lo que queremos evitar es el desgaste.
Necesitas tener cuidado cuando estas soñando con un futuro en el que estas finalmente feliz. Observa el presente. ¿Trabajas de forma insatisfecha, ansioso e infeliz? Esta mentalidad te dice que el momento presente, no lo deseas, y que por eso, tu ansiedad aumenta.
La ansiedad aparece cuando no queremos estar donde estamos.
2. Evita huir
Para evitar el desgaste, será necesario ralentizar. O hasta parar de realizar ciertas actividades. Este es el camino de la simplicidad y la eliminación. Cuando simplificas tu vida, haces mejores elecciones. Vas a acabar de comprometerte con actividades que no van con tu propósito o con lo que es importante para ti.
Pero ten cuidado con no huir de los desafíos. El proceso de racionalización y de autoengaño puede conducirte a ese camino. No tienes que desistir de tus objetivos usando la disculpa de estar simplificando su vida. Los desafíos y dificultades son parte del camino. Sin embargo, si la verdadera razón por la que estas huyendo de los problemas es porque tienes miedo, te falta coherencia.
Piensa en tus compromisos actuales. ¿Qué es lo que necesitas hacer y que está haciendo que desistas? Tal vez sea la preparación para ese concurso abierto. Tal vez es que vas a abrir tu propia empresa. Tal vez un nuevo trabajo. Tal vez sea una conversación con esa persona que te atrae. Tal vez sea aprender una nueva habilidad. Sea cual sea el compromiso, si sientes ganas de desistir, para. Da un paso atrás y sé sincero contigo mismo. Ten una conversación franca contigo mismo.
¿Cuál es la genuina explicación detrás de ese deseo de desistir? ¿Será que no tienes más interés en ese objetivo? ¿o será que tienes miedo? ¿vaguería? ¿quieres evitar no sentirte cómodo al recorrer ese camino? Sólo tienes tú tienes la verdadera respuesta para eso. Cuidado con las trampas del ego. Acabas inventando alguna disculpa y pierdes el enfoque de tu verdadera motivación.
Y claro que puedes cambiar tus objetivos. Tal vez no quieras estudiar más para ese examen. Tienes claro de que esa carrera no tiene sentido para ti, entonces no vale la pena seguir estudiando. El resultado de este examen no es tan importante. Esa es una explicación para tu renuncia.
Otra explicación es pensar que el contenido es muy difícil. Por no tener las habilidades necesarias para alcanzar ese resultado, desistes y creas la disculpa de no querer más. Esta explicación es muy parecida con aquella fabula famosa de la zorra y las uvas. La zorra estaba loca por comer uvas. Fue hasta una viña y cogió algunas. El único problema es que era pequeña y no llegaba, las uvas estaban muy altas. Después de intentarlo una o dos veces la zorra se fue y dijo, en realidad, no quería comer uvas. Además seguro que esas uvas estaban muy ácidas.
Por ejemplo, en mi caso, no quise esquiar. Una vez fui hasta la montaña que tenía una pista de esquí. Hice algunas fotos, comí chocolate caliente y comí la comida típica de las Alpes. Cuando me invitaron a una clase de esquí, no fui. No tenía miedo, ni vaguería, era sólo que no me interesaba. Para mí, no vale la pena dedicarme a eso, es algo que no me despierta curiosidad.
Por otro lado, voy a dar un ejemplo de algo que me gustaría, sin embargo, tengo que admitir que no me esforcé lo suficiente: hay una persona que es mi amiga, que me gusta mucho. Es una persona inteligente, con buen humor, a la que siempre le acontece algo interesante. Con el tiempo, acabamos por distanciarnos y ya no hablamos más. No tuve pelea o decepción. Ella continúa siendo una persona a la que quiero mucho, pero infelizmente, tengo que admitir que desistí de dedicarme a esa amistad.
3. Realiza buenas elecciones a partir de la reflexión
A partir de estos ejemplos, sé que puedo continuar sin aprender a esquiar, no hay problema no es algo que me haga falta. Y también sé, que puedo mandar un mensaje a esa amiga para quedarme contento por haberlo hecho.
¿Entiendes? Ahora es tu momento. Piensa que podrías simplificarlo. Hoy, en tu vida, ¿qué es lo que puedes eliminar con tranquilidad? Mira que en que situaciones puedes dar una pequeño paso hacia adelante para no desistir de aquello que es importante. Repite este proceso todos los días y estarás en el camino de tu desenvolvimiento personal.
No quieres insistir en un proyecto o en personas que no merecen más tu atención. Por otro lado, huir de un inconveniente generalmente, a largo plazo, no trae ninguna satisfacción.
Imagina que deseas dejar tu trabajo porque tu jefe es una persona desagradable. Entonces, eliges con mucho cuidado tu siguiente trabajo. Quieres tener la certeza de que tu nuevo jefe es una buena persona, pero eso no garantiza que el siempre vaya a estar de buen humor. Es bastante probable que el también tenga días malos. O también puede pasar, que le cambien de sector o algo así. En ese caso no tendrías como saber si tu nuevo coordinador es una persona desagradable.
En ese momento, podría ser interesante que reforzaras tu resistencia. De esta forma, serías apto para lidiar con diferentes tipos de inconvenientes. No necesitarías seguir huyendo de los problemas y de los desafíos inesperados.
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